miércoles, 5 de mayo de 2010

Apegos, independientes y marginales

Isaac León Frías envía un texto que amplía, precisa y fundamenta con amplitud las razones expuestas en su artículo anterior. Lástima que estos artículos no sean respondidos ni se produzca una discusión sobre los temas de fondo (que no son pocos).

A riesgo de repetir argumentos que ya he puesto por escrito en este blog, quiero volver sobre algunas ideas - una suerte de arroz con mango, más bien- que aparecen en el balance de Cordero sobre el cine peruano de 2009 y en el editorial del número 23 de la revista Godard! Y lo hago porque al parecer no existe un conocimiento y, por lo tanto, una clara comprensión en muchos aficionados, de esos temas que expuestos en una revista de cine, y por alguien que viene escribiendo hace más de 10 años, no deberían exhibir tal grado de desinformación e indigencia conceptual.

EL APEGO Y LA IDENTIFICACION DEL PUBLICO

Cuestionarle a una cinematografía sin industria y con una continuidad accidentada que no haya generado "apego e identificación en el público local" es como pedirle peras al olmo. No hay posibilidad de crear relaciones de apego en las condiciones en que se ha desarrollado y se desarrolla el cine en el Perú. Sólo en los países que han contado con industrias sólidas se puede comprobar esas relaciones de apego. En el caso de la industria norteamericana, por cierto, el alcance se internacionaliza desde los años de la primera guerra mundial . Allí se inicia la "globalización" del cine como un fenómeno masivo y se instalan en el "imaginario social" las categorías del estrellato y los géneros como movilizadores del gusto. En otras cinematográficas - el caso prominente de la India, también Japón, la Unión Soviética, entre otros – la masividad y, por ende, el apego son básicamente locales.

Hay otras - Inglaterra, Francia, Italia - que logran en algunos períodos de su historia trascender las fronteras y arraigarse en el gusto de algunos sectores del público de otros países. El fenómeno del estrellato francés e italiano de los años 50 y 60, para poner un ejemplo, ayuda a comprender el arraigo que algunas cintas e, incluso, algunas líneas genéricas, llegan a tener en ese periodo en los países de América Latina, incluído el nuestro.

No tiene sentido, entonces, mencionar el apego y la identificación en países sin industria como Colombia, Venezuela, Uruguay, Paraguay, Chile y Perú, entre muchos otros, pues esa simple mención da por supuesto lo que aquí no existe: no hay continuidad industrial, no hay géneros ni subgéneros establecidos, no hay "estrellas", no existe un marketing sólido ni canales publicitarios eficaces (Paraíso acaba de estrenarse de la peor manera), ni siquiera hay un volumen de espectadores como lo hubo, en aumento, desde los años 20 hasta la progresiva disminución que se inicia en los 70.

Es decir, la misma masividad del espectáculo cinematográfico en el Perú desde los años 80 debería ponerse en cuestión.

Que no haya "apego o identificación" no quiere decir que no hayan películas peruanas taquilleras. Las hubo, y en una cantidad relativamente elevada para el escaso volumen de producción local, como señalé en el artículo previo.

El apego y la identificación se construyen y se van consolidando a través de un proceso que puede tener o no un despegue relativamente rápido. Eso depende de diversas condiciones, pero exige de modo perentorio la existencia de una base industrial. Cuestionarle, por lo tanto, a una cinematografía sin industria la "falta de apego e identificación con el público" (y peor aún con "el pueblo") es como reprocharle a un enano su talla y exigirle que eleve su estatura. En otras palabras, es pedir un "milagro" o una hazaña imposible Eso se podría comprender en un estudiante, pero no en la argumentación de una revista especializada.

ALTERNATIVAS INDEPENDIENTES Y MARGINALES

Del reproche de la "falta de apego e identificación", como una de las razones para descartar lo que se viene haciendo en el Perú (cero a la izquierda, dice el editorial del número 23 de Godard!) se hace un curioso salto: el reclamo de películas independientes y marginales. Dice Cordero al final del balance de 2009 en el número 22 de Godard!: "Se extraña la presencia de otras alternativas, películas independientes o marginales que sean el contrapeso del acartonado establishment, nuevas voces que estén más preocupadas en expresarse artísticamente que en competir con las majors". Por cierto, ni ha existido ni existe ningún establishment fílmico en el Perú. Ese es un invento que algunos esgrimen en los últimos tiempos. Entre los veteranos, Durant y Tamayo logran hacer una película cada cinco años, después de arduas peregrinaciones y en las condiciones de producción más ajustadas y franciscanas. Tampoco son superiores las condiciones en las que Lombardi ha hecho sus últimas películas.

Lo de competir con las majors debe estar sólo en la imaginación de Cordero, pues a nadie en su sano juicio se le ocurriría pensar que El premio, Una sombra al frente, Un cuerpo desnudo, Tarata, Cu4tro, El acuarelista o Paraíso quieran o puedan competir con las películas de las majors. Eso sí ha estado en los planes de El delfín, distribuida por la Fox en América Latina con una publicidad sin precedentes, pero es un caso particular en el que no ha estado de por medio el premio de CONACINE.

Por otra parte, Cordero reclama un cine independiente o marginal dando por hecho en su texto de que el único cine existente es el que depende de las salas comerciales. Cuando Emilio Bustamante le hace ver que sí existe una producción distinta que, por cierto, Cordero desconocía por completo, aun habiendo gente cercana a la revista Godard! que ha promovido la exhibición de algunas de esas películas, el editorial del número 23 se sube oportunistamente a la onda de ese cine marginal y el número incluye una entrevista con el realizador Fernando Montenegro, pero no sitúa ni analiza la película Encierro. Como siempre, el contexto ausente y el análisis inexistente.

No voy a evaluar ahora - no viene al caso para efectos de esta exposición- el aporte o el valor de las películas hechas fuera de los concursos de CONACINE y no exhibidas a través de los canales comerciales. Lo que si quiero exponer brevemente es que la experiencia histórica demuestra que la mayor parte de las alternativas independientes y marginales han sido precisamente eso: independientes y marginales con relación a industrias establecidas. Por cierto, qué bueno que haya sido así, pues de no serlo no existiría Man Ray, ni Un perro andaluz, ni Maya Deeren, ni Andy Warhol, ni Stan Brakhage, ni Michael Snow. Ni probablemente John Cassavetes, ni tal vez el mismo Jean-Luc Godard o el venerable Manoel de Oliveira, ni quizás Alain Tanner o Jean Eustache, ni Philippe Garrel o Alexander Sokurov o tantos otros.

Es un cine que en su mayor parte no ha dependido de premios ni subsidios oficiales, porque de eso se trata: de la afirmación de una posición distinta. Parte del cine independiente ingresa a los canales de exhibición comercial (de manera limitada) y otra parte se mantiene fuera de ellos. Pero si busca entrar al sistema de producción industrial pierde ese carácter marginal. En rigor, no tendría por qué esperarse de ningún organismo de promoción en países con pocos recursos como el nuestro que se financie a los proyectos marginales de carácter experimental y no porque no merezcan el apoyo, sino porque responden a lógicas distintas. Es de sentido común esperar que se apoye a proyectos que tienen al menos ciertas posibilidades de comunicación como son los de Madeinusa, La teta asustada, Paraíso, Contracorriente, Octubre, Dioses y otros, ninguno de los cuales está concebido o realizado en función de competir con las películas de las majors. Aparte, me parece un infundio sin sustento alguno afirmar que los jurados no han apoyado proyectos "preocupados en expresarse artísticamente" y si no lo han hecho, qué se diga cuáles son esos proyectos.

Lo dicho antes no significa que, comprendiendo la tendencia que anima a los organismos de apoyo, en lo personal no defienda la legitimidad de proyectos de carácter experimental de escasas posibilidades en salas comerciales, pues creo que la función del Estado también está en la promoción de un cine ajeno por completo a las formas narrativas hegemónicas, sin que eso se convierta en el único o el principal criterio para elegir a los ganadores.

En el caso peruano, como en el de buena parte de los países de la región, es un error oponer un cine independiente a otro que no lo es, pues aquí toda la producción es independiente. Tan independiente es La teta asustada como Motor y motivo, Dioses como La gran sangre, La prueba como Mañana te cuento, Paraíso como El delfín. Si existe entre nosotros un cine que además de independiente es marginal en mayor o menor grado como las películas que se hacen en diversas ciudades del país, incluída Lima, las convocatorias del concurso de CONACINE deben ser, como entiendo que se está haciendo ahora de manera más amplia que antes, lo más abarcadoras e inclusivas posibles. En principio, ningún proyecto tendría que ser dejado de lado, antes de que llegue a la instancia de la comisión técnica. Y si hay quienes optan por hacer sus películas fuera de los concursos de CONACINE y ni siquiera aspiran a concursar, pues están en todo su derecho.

Creo, finalmente, que no hay que mitificar la independencia y la marginalidad porque sí, sin explicar cuáles son sus condiciones de existencia, lo que jamás se hace en la revista Godard! no sólo con relación a esos temas sino con todos. Soy de los que afirman, en principio, la necesidad y la legitimidad de todas las modalidades de cine, desde el de las majors hasta el que hacen Michael Snow o James Benning, solo y con su cámara de 16 mm. y que se exhibe en museos, universidades, salas de cinemateca y festivales. En la perspectiva del cine actual defiendo en mayor medida la opción de un cine de autor, desde el que hacen Tarantino o James Gray dentro de la gran industria, hasta el que realizan Alonso, Martel o Reygadas en estas tierras, sin excluir a Snow y Benning. Esa es también mi opción frente al cine que se hace en el Perú, lo que no me haría desconocer los logros que se pudieran concretar en películas de mayor comunicación, no reñidas necesariamente con un punto de vista personal. Pero que se quiera hacer de la noche a la mañana una bandera del cine marginal en el país es una notoria operación oportunista en una publicación que no ha aportado sino confusión y dislates a la comprensión del cine que se hace en el Perú.

Isaac León Frías

6 comentarios:

Anónimo dijo...

http://revistagodard.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Alguien como León Frías, que viene escribiendo hace más de 30 años, no deberían exhibir tal grado de desinformación: Alienados no la dirigió Fernando Montenegro, sino Rafael Arévalo.

Páginas del diario de Satán dijo...

Se ha corregido el error. Se trata de Encierro, y no de Alienados

Anónimo dijo...

No responden nada los de Godard!

Anónimo dijo...

Cielos, como escribes Chacho. Lo digo por la extensión obviamente. Apostaría que de nuevo aparecerá tu velada intención de polemizar y ahora sobre algo tan subjetivo como el editorial de una revista
No es acaso la libertad de opinión uno de los derechos fundamentales de la persona, entonces porque ese afán contumaz de eigirte junto con el director de este blog como los únicos dueños de la verdad (científica) del cine. En el internet como en las publicaciones hay espacio para todas las miradas u opiniones, sino basta con revisar cual es la tendencia de los comentarios de esta pagina como los del blog del vilipendiado Mario Castro. En nombre de algunos de sus lectores (no digo que porcentaje porque empezaríamos de nuevo con el mismo cuento estadístico)les exhorto dedicar sus lineas a algo más productivo y provechoso para quienes son creo su público objetivo, los que pacientemente por no pocos minutos leemos la pantalla. Saludos

Anónimo dijo...

Lástima que estos artículos no sean respondidos ni se produzca una discusión sobre los temas de fondo (que no son pocos)... obvio, si el blogger no responde y Chacho tampoco.