lunes, 27 de julio de 2009

El cine silente en el Perú


Acaban de publicarse dos volúmenes sobre el cine en el Perú; uno sobre la etapa muda y el otro sobre la sonora. En el prólogo del primero, "El cine silente en el Perú", explico las motivaciones que tuve para estudiar ese período del cine.
"Investigué en años pasados el período del cine silente al interior de trabajos más amplios y generales, publicados con los títulos 100 años de cine en el Perú: una historia crítica (Universidad de Lima e Instituto de Cooperación Iberoamericana. Lima, 1992) y Un cine reencontrado. Diccionario ilustrado de las películas peruanas (Universidad de Lima, Lima, 1997)
El primero de esos libros ofrecía una visión sumaria de la historia del cine en el Perú, tratando en un solo capítulo el período comprendido entre los años 1895 y 1934, que median entre la invención del cinematógrafo y la irrupción en el país del cine sonoro. En el segundo libro aporté fichas técnicas, resúmenes de los argumentos y comentarios de las películas de largometraje realizadas durante el período silente, en la tónica marcada por el carácter del libro, un diccionario informativo.

Desde entonces, se afirmó mi interés por el estudio de esta etapa de la historia fílmica, en coincidencia con el auge internacional de estudios e investigaciones que buscan examinar cuál fue la influencia del cine mudo en el desarrollo de las cinematografías nacionales. La convicción de que las publicaciones mencionadas eran insuficientes motivó mi decisión de emprender la investigación que ha dado como resultado este volumen (...)"
Aquí van fragmentos del primer capítulo de "El cine silente en el Perú", sobre la llegada al país del Kinetoscopio de Edison, en 1895, antes del arribo del Cinematógrafo Lumière:
"Las noticias llegaron al iniciarse el año 1895. Eran ecos de los "ingenios" del neoyorquino Thomas A. Edison, cuyos inventos se acogían con una mezcla de escepticismo y entusiasmo. En enero de ese año, la prensa anunció que en Estados Unidos se usaba ya el fonógrafo para amplificar el sonido de la caída del agua en las cataratas del Niágara y se proclamaba la llegada inminente del aparato reproductor de imágenes móviles.

"Para dentro de poco ya no se necesitará derroche alguno de fantasía, gracias al aparato recientemente inventado por Edison, el kinetógrafo, se verá realmente la inmensa caída de las aguas del río, como si estuviera a sus orillas.
No hay para qué ponderar la importancia de este inestimable progreso (…)"
(El Comercio, 4 de enero de 1895)

Pocos meses después, los limeños se ahorraron el derroche de fantasía: el kinetoscopio arribó a la capital del Perú.

El 24 de mayo de 1895, un ciudadano norteamericano, W.H. Cole, dependiente de la casa encargada de la comercialización del equipo, se presentó en Lima con uno de esos dispositivos de fotografías animadas, el kinetoscopio, aparato de visión individual, patentado por Edison en 1891, que se mostraba junto con un fonógrafo perfeccionado.

Las vistas traídas por Cole se encontraban registradas sobre celuloide (nitrato de celulosa), material inventado en 1869 que el norteamericano George A. Eastman, fundador de Kodak, aplicaba como soporte a la fotografía desde 1885. Edison recibió de Eastman, en 1889, la licencia exclusiva para el uso de la tira resistente de celuloide, flexible y transparente, para la obtención de imágenes móviles (...)

Las exhibiciones en el Perú del kinetoscopio, con mirilla de visión individual, y del fonógrafo acompañante, se iniciaron la noche del 25 de mayo de 1895 en el local del Jardín Estrasburgo de la Plaza de Armas de Lima. Para entonces, había transcurrido apenas un año desde la inauguración de la primera sala comercial dedicada a la explotación de imágenes móviles para fruición individual, el 14 de abril de 1894, en el denominado Kinetoscope Parlor, de Nueva York.

Se registran testimonios periodísticos de las primeras exhibiciones limeñas del Kinetoscopio:

"Indudablemente que el aparato que nos ocupa es sorprendente, y se reduce a una especie de panorama iluminado por un foco de luz eléctrica, en el cual se observa una fotografía, ya de una escena en un teatro, de una bailarina o un caballo galopando, etc. Pero lo notable consiste en que todo se ve al natural y las figuras tienen los mismos movimientos que los seres que representan, siendo la ilusión perfecta." (El Comercio, 27 de mayo de 1895)

El kinetoscopio era una caja de madera de un metro con veintitrés centímetros de altura, con un visor instalado en su parte superior. El espectador, luego de abonar unos pocos centavos, se asomaba al visor para contemplar, en forma individual, más o menos diez filmes, integrados cada uno de ellos en una secuencia de setecientas cincuenta fotografías, impresas sobre una tira de celuloide de treinta y cinco milímetros de ancho y quince metros de extensión. Accionado el mecanismo del aparato, la cinta se desplazaba a velocidad continua, dando la ilusión del movimiento. Las imágenes móviles se registraban con una cámara denominada Kinetograph y ofrecían representaciones de pasajes históricos, danzas exóticas -a veces de contenido erótico-, números de magia, entre otras.

El kinetoscopio se integró desde entonces a la programación de actividades festivas de Lima. La naturaleza portátil del aparato facilitaba su traslado a diferentes lugares de la ciudad.

En junio de 1895, se exhibía ya en el Parque de la Exposición, instalado "en el quiosco, frente al de las Palmeras" (El Comercio, 1 de junio de 1895). Muy cerca se realizaban concursos de tiro al blanco y giraban los carruseles mientras una banda dejaba escuchar melodías festivas.

El kinetoscopio, siempre aparejado con un fonógrafo, era la atracción dominical de retretas y regatas, en compañía de los dioramas y espectáculos primitivos de linternas mágicas que proyectaban vistas fijas iluminadas de paisajes peruanos, sobre todo de la región amazónica, proporcionadas por la Sociedad Geográfica de Lima, o por establecimientos fotográficos como la casa Courret.

Los dioramas y linternas mágicas llegaban al auditorio apelando a la atracción por los territorios exóticos e inexplorados. Del programa ofrecido por uno de esos aparatos, se dijo:

"... es una brillante ocasión que se le presenta al público para conocer, mediante diez centavos que cuesta la entrada, regiones hasta ahora desconocidas." (Aviso del Diorama Martrow, El Comercio, 1 de marzo de 1897)

Uno de los primeros peruanos interesados en la fantasmagoría de las imágenes móviles fue el médico y político Ricardo L. Flores (Lima, 1854-1939), cultor de la fotografía, fundador del Foto Club de Lima (1888) y presidente de la Sociedad Geográfica de Lima. Flores era propietario de una linterna mágica, bien provista de vistas, que puso a disposición del público en más de una oportunidad. Ligado al Orfeón Francés, centro social de la colonia francesa en Lima, organizaba en sus salones proyecciones luminosas, recibiendo comentarios entusiastas:

"Muchas de ellas (las vistas) eran de movimiento, y algunas de ellas tan cómicas que despertaron la hilaridad general; sobresaliendo entre ellas un barrista que, con su rapidez e inusitados movimientos de agilidad, hizo reír a la concurrencia a mandíbula batiente..." (El Comercio, 6 de enero de 1898)

El kinetoscopio de Edison recorrió entonces algunas ciudades del interior, sobre todo del norte, como Tumbes, Piura y Chiclayo, donde se registró su presencia en ese mismo año de 1895 (...)"
Ricardo Bedoya

8 comentarios:

mario dijo...

¿Después del kinetoscopio, qué vino? ¿El Edison's Vitascope o el cinematografo?

Anónimo dijo...

Felicitaciones Bedoya!

octavio saldaña dijo...

¿Algún día podremos ver esas películas?

Anónimo dijo...

Felicitaciones! ¿Cómo puedo conseguir una copia desde Inglaterra?

Anónimo dijo...

En una página ya cerrada, stage6, habían colocado un mediometraje silente peruano de 1933, creo, "Yo dejé mi corazón en Lima". Una lástima no haberlo bajado. ¿saben quién fue el director de dicho film?

ricardo bedoya dijo...

Respuesta al anónimo de las 14.16:

La película se llama Yo perdí mi corazón en Lima, dirigida por el chileno Alberto Santana en 1933. La foto de la carátula del libro está tomada de esa película. Fue restaurada por la Filmoteca de Lima (hoy Filmoteca de la PUCP) en 1995

Anónimo dijo...

Bedoya: ¿tienes delivery?

Anónimo dijo...

Alguien ha colocado una pequeña parte de "Yo dejé mi corazón en Lima" en Youtube.