martes, 12 de junio de 2007

Cine bizarro 2: Dr. Vértigo contraataca


Segunda vuelta de la polémica sobre lo bizarro. El Dr. Vértigo vuelve a escribir y echa maldiciones sobre Tarantino.

Creo que en algo podemos estar de acuerdo, José Carlos: hay películas raras, y hay cosas raras en muchas películas que no son integralmente raras. Punto. Nada más. Proponer que exista una categoría cinematográfica en la que converjan Ed Wood (recurro deliberadamente al nombre más manoseado entre los trash filmmakers) y Quentin Tarantino, es un despropósito monumental. Tal vez no sólo soy un fundamentalista; creo que soy, además, nostálgico y romántico: siento que existe un mérito especial, superior, e incluso un funcionamiento cerebral constitutivamente diferente, en quien creó y existió en la miseria y la oscuridad, frente al nene mimado de la industria, los inversionistas y el gran público.

¿Visión romántica de la pobreza, la independencia y la ineptitud? Por supuesto. Es el aura que rodea al "mejor" mal cine. Su carisma. Y eso no es poca cosa. ¿Qué es el cine sin carisma? ¿Qué fue Hollywood sino fantasía envasada en carisma? ¿Qué fue la Nouvelle Vague sin el poderosísimo carisma de una juventud desafiante? Quentin Tarantino no es más que un vampiro bien (re-bien) remunerado y socialmente bendecido. ¿"Homenaje"? Por favor, José Carlos. Tarantino remeda, ahora que el mainstream se muere por cosas así, y paga fortunas a quien cumple con el encargo de hacerlas, lo que otros tuvieron la genialidad de inventar (Herschell Gordon Lewis y el cine gore, por ejemplo) cuando ello era, en el mejor de los casos, vergonzoso. Y, definitivamente, una garantía de marginalidad.

Los propósitos de H.G.Lewis eran, puede decirse, más "corruptos" que los de Tarantino: el interés por los nudie films decrecía, así que había que salir al mercado (del cine más infame) con alguna novedad. Conoces el resto de la historia. Ahora, Tarantino es, ha sido desde siempre, big business; también está en esto por dinero, pero por TONELADAS de dinero. Su compromiso con el cine está definido por esa realidad. Piensa en grande, gasta mucho y el reconocimiento social será directamente proporcional. ¿Carisma yuppie? ¿Te imaginas a H.G.Lewis adorado y asediado por la prensa en Cannes? ¿En los años 60? ¿O a Russ Meyer, en la misma época?
Ahí tienes: Tarantino es un chico Cannes cortado con tijera. A la medida. A mí me importa (me fascina) la enorme, insalvable distancia que existe entre los más oscuros y largamente olvidados peones que cocinaron tantísimos bodrios para el cine de explotación, y parásitos exitosos como Tarantino. Dos especies animales diferentes, capacitadas por la naturaleza para actividades que no guardan relación alguna entre ellas. Sólo tengo que recordar, por ejemplo, que, de aquellas películas que se hacían para ser distribuídas específicamente en el circuito de los "grindhouse cinemas," las de contenido erótico "extremo" (para la época) estaban concebidas, con cuidadoso cálculo y resolución, para un público de "enfermos sexuales." Aunque lo estrictamente sexual de esas películas hoy no escandalizaría a nadie, su sordidez las hace pesadamente misteriosas, angustiantes. ¿Quiénes podían confeccionar esos "guiones," o diseñar esas escenas? ¿Quiénes podían prestarse al ridículo de aparecer en ellas? ¿Qué mundo era ese? ¿Qué planeta? Una película de Joseph P. Mawra o de Michael Findlay podía hacer que Russ Meyer luciera como un estilista refinado, un Orson Welles, por comparación (aunque tal vez Russ Meyer no sea el ejemplo adecuado en este caso--era bastante "normal," cinemáticamente--pero entiendes el punto).

¿En cuanto a que mi comentario contenga alusiones sistemáticas a tu artículo en Tren de sombras, pues no es tan exacto, me creerás? Pero sí es cierto que leer (en otro medio) acerca de tu artículo, y con ese título, más un brevísimo resumen del contenido, inflamó mi orgullo de conocedor. ¿Por qué negarlo? Es decir, reaccioné a la alusión, pero me contuve de leer tu artículo hasta después de terminar mi comentario. Y si de algo sirve, en octubre de 2006 escribí por primera vez acerca del "mal cine," en el blog de un amigo (vltracomics.blogspot.com), y ahí desarrollé, o al menos lo intenté, varios de los puntos anotados en mi comentario último.

Insisto, no existe la categoría "cine bizarro," ESPECIALMENTE NO como tú la presentas. No tiene que existir como categoría sólo porque alguien le ponga ese título a su libro o escriba cien mil veces en la pizarra "el cine bizarro es una categoría." ¿Se pueden crear categorías a partir de vagas coincidencias ? Si es todo lo que hace falta, para tal caso, empecemos entonces a fabricar nuevas categorías y singularicemos películas hechas por cineastas zurdos, vegetarianos o que sufran de desorden bipolar. Finalmente, algo que no me explico (debo estar escribiendo muy mal), es que hayas interpretado la intención opuesta en mis palabras. El "mal cine," el "peor cine," sobre el cual estoy escribiendo más de la cuenta, es MI parafilia. Y sólo puedo estar agradecido a esos creadores de los engendros infracinematográficos que mantuvieron a mi parafilia bien atendida. ¡Larga vida a la franja lunática! ¿De eso se trata una parafilia, no ? La aceptación de una preferencia difícil o imposible de justificar ante la sensibilidad de los que piensan bien. Utilicé ese concepto, el de la parafilia, en un caso real, en una conversación, hace años, en la que trataba de explicarle a otra persona por qué es que yo podía disfrutar tanto viendo esa porquería de películas. Esa era justamente la razón, que eran mierda. No cualquier mierda, pero mierda al fin. Lo de "parafilia" parecía describir bastante bien mis afectos e inclinaciones cinematográficas.

Dices, José Carlos, que "...desde hace mucho tiempo circulan libros muy serios sobre géneros marginales como el blaxploitation (...homenajeado por Tarantino en Jackie Brown)." Ese es el problema, para mí: que son libros serios. El crítico "serio" los necesita para cobijarse en argumentos "serios" y no parecer un palurdo cualquiera que se traga todo lo que le ponen por delante o, Dios no lo quiera, un frívolo que lo único que hace es afectar posturas a contracorriente. ¿Dónde estaban los comentaristas y sus libros serios hace treinta años, cuando había que recuperar estas películas, realmente, de la basura ?

Dr. Vértigo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los aficionados al porno también piensan que su gusto es unico y exclusivo y que el valor excitatorio delas imágenes que disfrutan niega todas las otras posibilidades de gozo. Ellos dicen que si hay una intención estética en la pela el porno queda anulado porque el valor de las imágenes sólo está para provocar la masturbación. Eso también dice el Doctor Vértigo cuando encierra lo bizarro a una dimensión única: la de su fruición particular o parafilia, que se la niega a todo el resto de la humanidad, y a la intención mercenaria, solo comercial o fenicia de los productores, como si atrás de las cámaras no hubieran personas con una idea estética de lo que hacen aun cuando parezca muy malo.